jueves, 30 de mayo de 2019

Decálogo para educar en la igualdad de género.



La violencia de género sigue siendo un problema en nuestra sociedad y, según los expertos, una forma eficaz de prevenirla es la educación desde edades tempranas.


Aunque la situación ha cambiado mucho en los últimos años, todavía queda un largo camino para llegar a la igualdad de género. La sociedad no espera lo mismo, ni ofrece idénticas oportunidades a hombres y a mujeres. Además, se valora de manera más positiva a quienes se ajustan a las expectativas y los roles dominantes.
Luchar contra la violencia de género es cosa de todos y visibilizar la condena a esta lacra social también. 
Algunos estudios han demostrado que los hombres que despliegan características “masculinas” y las mujeres que exhiben características “femeninas” reciben evaluaciones más positivas que quienes no lo hacen, según el informe de la campaña “Muévete por una educación de igualdad”, impulsada por Ayuda en Acción, Entreculturas e InteRed y apoyada por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo.
Y es que no somos conscientes, pero todos tenemos muy arraigados algunos prejuicios y actitudes machistas que seguimos reproduciendo generación tras generación, seguramente porque es lo que hemos observado e interiorizado desde que éramos pequeñitos. Por eso la educación es fundamental para romper con estos prejuicios. En casa, los padres son el ejemplo a seguir, y conviene reflexionar sobre los valores que se transmiten a los hijos. Para ello, es útil hacerse preguntas del tipo: ¿Quién toma las decisiones importantes en casa? ¿Cómo se organiza el reparto de tareas? ¿Cómo se resuelven los conflictos?
“Los adultos que rodean a los niños son una fuente de información constante, que es aceptada por ellos sin filtro ni cuestionamiento. De manera silenciosa, los niños y niñas integran todo lo que les llega y lo imitan”, explica Sergio Díez, coordinador de la Escuela de Filósofos de los Colegios Brains. Desde estos centros educativos se sugiere un decálogo de buenas prácticas para padres y profesores que puede ayudar a educar a los más pequeños y a prevenir la discriminación y la violencia de género:
1. Observar y escuchar
Es importante observar cómo se relacionan nuestros hijos con sus compañeros y compañeras, entender qué conceptos manejan.

2. Desmontemos los prejuicios
Cuando afirman algo categóricamente hay que responder con una pregunta: ¿por qué? Por ejemplo, si nuestro hijo nos dice que fregar es de mujeres, podemos preguntarle: “¿Por qué es de mujeres? ¿Los niños no tienen manos? ¿Por qué no van a saber fregar?”. Al tratar de razonar el prejuicio, éste acaba autodestruyéndose.
Además, recordemos que la discriminación también se produce hacia el género masculino: todavía existe una percepción de que los niños deben ser más duros y las niñas sensibles. Está peor visto y a muchos chicos se les ridiculiza por llorar, o por mostrar una mayor sensibilidad, y esos son prejuicios que también debemos esforzarnos por desmontar.
3. No se puede generalizar
Debemos hacerles comprender que las generalizaciones conducen a error. Cada persona es única e irrepetible, y tiene virtudes, defectos y capacidades propias, independientemente de si es hombre o mujer.
Tenemos características propias que nos vienen dadas por nuestro sexo, pero esto no debería implicar que tengamos distintas oportunidades o que se espere que nos comportemos de una forma u otra.
4. Implicar a los niños y niñas en las tareas del hogar
Asignarles responsabilidades o actividades cotidianas que tradicionalmente han sido consideradas 'cosas de mujeres' o 'cosas de hombres'.

5. Compartir la información, debatir con ellos
Es bueno hablar con ellos de la información que reciben en la escuela, en la televisión, de sus amigos… así generamos el hábito de conversar y discutir ideas en casa y fomentamos en los niños el espíritu crítico. Además, nos ayuda a entender cómo son, qué ven, qué piensan y cómo se sienten.

6. Comprender nuestras propias limitaciones en cuanto a género
Hemos sido educados en una sociedad que, igual que hoy, pretendía asignar un rol a cada sexo, y por eso nosotros mismos, tanto hombres como mujeres, tenemos interiorizadas algunas actitudes discriminatorias. Es bueno mirarnos con ojo crítico y, de alguna manera, reeducarnos.

7. Responde sus dudas
Debemos procurar que el momento de la televisión lo compartan con nosotros, y tenemos que responder a cualquier pregunta que les surja respecto a aquello que están viendo, incluidas aquellas sobre sexualidad o relaciones entre hombres y mujeres.

8. Juegos “unisex”
Muchos juegos tradicionales no necesitan herramientas, ni tienen roles definidos: el pañuelo, la gallinita ciega, el rescate... son divertidos, no entienden de género, ¡y no pasan de moda!

9. Da ejemplo
Ellos nos observan y son como esponjas: repiten nuestras palabras e imitan nuestros comportamientos. Ven cómo nos relacionamos con ellos, con nuestra pareja, con nosotros mismos, con el entorno familiar y con la sociedad. Los patrones de comportamiento se heredan, y no es sencillo desligarse de esta influencia familiar. Evitemos roles, tópicos, lugares comunes respecto al género, y dejemos que vayan creando sus propias opiniones desde el respeto y la empatía por lo diferente.
10. El aprendizaje nunca se acaba
Para enseñar hábitos, debemos ser nuestra mejor versión posible. Y para ello tenemos que desaprender, criticarnos, ver y comprender la realidad de nuestro entorno y cambiar lo que no funciona.
Fuentes: Escuela de Filósofos de los Colegios Brains y campaña “Muévete por la Igualdad” de Ayuda en Acción, Entreculturas e InteRed y Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo.



jueves, 23 de mayo de 2019

SOBRE EL INTERÉS Y EL ESFUERZO EN LA ESCUELA.

Que los niños escolares ponen poco interés en sus tareas, y que el esfuerzo que realizan para cumplir con sus obligaciones es muy escaso, son afirmaciones tan asumidas que nadie las pone en duda. Pero, ¿por qué es así?, o ¿por qué no puede ser de otra manera? Me atrevo a emitir una hipótesis.


Vivimos en una sociedad de libre mercado. La oferta de bienes de consumo que recibimos todos los días asume una premisa: ganar nuestra atención, suscitar nuestro interés. Nosotros no tenemos que preocuparnos por los productos que queramos comprar: ellos, sus fabricantes, son los que tienen que incitar su compra, suscitar su necesidad de adquisición. Nadie nos puede reprochar que no prestemos atención consciente y voluntaria a una determinada marca de lavadoras o que nuestro espontáneo interés no se vuelque en un determinado producto alimenticio o de limpieza. Sucede exactamente igual con los programas de televisión o los contenidos de internet, con los que un ser humano se puede ocupar más de dos mil horas por año: nos disponemos a dejarnos arrebatar por lo que se nos ofrezca si es que son capaces esos contenidos de despertar nuestra atención, si es que consiguen “engancharnos”. Si no es así, se cambia de cadena o de página. Sin más.

Llegado a este punto, cabe hacerse la pregunta de si no es éste el modelo formal de pensamiento que se aplica al trabajo de la institución escolar. Se afirma que la escuela no atrae el interés de los niños porque es aburrida. Recuerdo las palabras de un profesor de Didáctica de la Universidad de Málaga que quería derribar el tópico de la falta de atención de los alumnos diciendo que no había tal, que el chico es capaz de atender cuatro o cinco horas seguidas: obsérveselo si no jugando con un videojuego. El trabajo de la escuela, proseguía, debe consistir en ofrecer los contenidos académicos de forma tal que susciten el mismo interés en los chicos que el que demuestran por los teléfonos móviles o por chatear. Desgraciadamente, los que lo escuchábamos nos quedamos sin oírle ninguna fórmula que explicara cómo se consigue esto, y seguimos sin saber de qué forma se tiene que presentar la ortografía de la “h” o enseñar el Sistema Periódico para que la pasión de los alumnos por esos contenidos sea igual o superior a la que tienen por las andanzas de los protagonistas de sus programas favoritos de televisión. 

Aplicar a la escuela la misma lógica de captación del interés que asumen los bienes de consumo o los contenidos de las nuevas tecnologías tiene otro peligro: el que las familias y otros sectores sociales se desentiendan de su colaboración en los procesos de aprendizaje escolar de los educandos, por pensar que ese “no es su problema”, y que tal asunto sólo concierne a los profesionales de la enseñanza. Esto es muy grave porque tranquiliza muchas conciencias. Así, el chico no aprende porque no le saben enseñar, no porque sus padres seamos negligentes con él; no debemos entrometernos entre él y el colegio, puesto que cada uno tiene que hacer su oficio; ¿me meto a ayudar al mecánico que arregla mi coche?: No, él sabrá. Además, desentendiéndonos de la colaboración con la escuela ganamos tiempo para otros quehaceres que nos son más gratos.

En otras ocasiones se recurre a la metáfora de la bicicleta o de la natación para demostrar que el chico pone en marcha mecanismos de atención incluso en experiencias de aprendizaje penosas, dolorosas o desagradables. Es verdad que aprendiendo a montar en bici o a nadar el chico se hace daño, se cae, traga agua, etc., y que pese a ello sigue adelante y lo vuelve a intentar otra vez. Pero se olvida que hay una diferencia fundamental entre este tipo de aprendizajes y el propiamente escolar: la muy distinta percepción que de la finalidad de ambos procesos tiene el educando. En efecto, cuando un niño se sube por vez primera en una bicicleta tiene en su imaginación el modelo final de lo que va a conseguir con ese esfuerzo, y ese modelo (la libertad de acción que va a ganar, las excursiones que va a poder hacer con sus amigos, etc.,) actúa como agente motivador de primera magnitud, como esperanza que dará sentido a los contratiempos que sufra; mas si el aprendizaje en el que se ve embarcado es el proceso de división de polinomios, dudo mucho que opere en él el modelo de la finalidad del mismo modo que en el caso anterior. 

El hombre es la última yema del árbol de la evolución. Recorrer la senda que nos ha traído hasta aquí ha costado un esfuerzo extraordinario, y más a unas personas que a otras. Para ser exactos: a veces el progreso se ha tenido que hacer contra unas personas, contra unas instituciones, y ello con la indiferencia, si no con la hostilidad, de los que luego serían los mayores beneficiados por los logros de esa evolución o progreso. La mayor parte de los descubrimientos, de las técnicas, de las posiciones éticas alcanzadas, de los bienes culturales acumulados, se han conseguido porque el hombre se ha implicado en ellos, ha luchado contra lo acomodaticio, contra lo que le ofrecía lo existente, contra las fáciles explicaciones. Y sólo así se crece y se progresa. La escuela es el lugar privilegiado en el que se movilizan las experiencias humanas y sus bienes culturales para que, a través de ellos, el sujeto crezca y recorra en pocos años el camino que a la humanidad le ha costado siglos transitar. Pero para ello el sujeto se tiene que comprometer, tiene que implicarse. Como el modelo final puede estar muy alejado o puede ser difícil de concebir por el alumno, la colaboración de los padres y la sociedad se revela imprescindible. Hay que ir a una gran campaña que movilice a la sociedad para que los alumnos se dispongan a aprender aunque sea fastidioso, aunque no comprendan de primera mano las ventajas que esto les reporta, aunque les quite tiempo de realizar otras actividades más placenteras, aunque se les exija una buena porción de esfuerzo. 





jueves, 16 de mayo de 2019

15 datos que desconoces sobre el maestro de tus hijos.

Si te digo, así a bote pronto, qué te imaginas que hace el maestro de tus hijos en su día a día; probablemente te lo imagines tiza en mano con un semblante sereno y quizás serio, explicando la lección, o castigando a algún niño, o mandando deberes (que ya sabemos que le encanta), o tomando café en la sala de profesores,... 



Lo cierto es que es tan desconocida la figura del maestro en este país..., como en tantos otros. Supongo que el motivo del desconocimiento acerca del trabajo del maestro de tus hijos, es por un lado, la falta de conexión con los padres a la hora de participar en la vida educativa de los hijos; y por otro, la concepción que de los profesores se tiene, basada en nuestra idea de la docencia. La enseñanza por suerte, ha cambiado notablemente, y aquel profesor que fumaba en el patio del colegio durante tu recreo, que leía el periódico en clase, que te dejaba una hora sólo con tus compañeros mientras religiosamente hacíais los ejercicios de matemáticas del libro de Santillana, ya no existe. 

Pero el maestro de hoy en día, ese que está realmente formado en un prototipo educativo innovador y que se reinventa cada, día fruto de los cambios sociales y tecnológicos, es un gran desconocido. Y es que los medios de comunicación y las redes sociales, no ayudan mucho. Si bien, en lugar de acercar un poco más la labor docente, la llenan de prejuicios.

Por este motivo me gustaría acercar hoy un poco más, para ti, la idea real que supone ser maestro de tus hijos. Así, si alguna vez no estás de acuerdo con él, o no te gusta el modo en que actúa en un determinado momento con los tuyos; tendrás una idea más objetiva y menos sesgada de lo que supone trabajar en educación. Por tanto hoy, primer domingo de mayo, día de la madre; le quiero dedicar esta entrada a las madres de mil, las profesoras y profesores, maestros y docentes, educadores que se dedican a educar y muchas cosas más.

Pero antes de empezar, una puntualización. Yo, como sabes, porque lo digo muy orgullosa, soy docente de la Escuela Pública, con lo cual mis referencias están fundamentadas en esta institución.

Y ya estamos listos para empezar. Así, en petit comité te cuento algunos datos que probablemente conozcas y otros que pueda te sorprendan, algunos difíciles de creer y todos ellos como síntesis de un mapamundi a escala eufemísticamente reducida. En definitiva...

 15 datos que desconoces sobre el maestro de tus hijos:


Tiene una jornada laboral de 7 horas diarias, reconocidas por la ley. Cinco de ellas en el centro (esto en Educación Primaria, ya que en Secundaria son más), con excepción de los días para la acción tutorialy días de guardia (en las que suele completar las 7), y las restantes en casa. Si bien es cierto, que muchas veces son más y algunas menos, tiene la suerte de poseer unas horas que destina al teletrabajo, muy necesario para proporcionar calidad educativa. Si no te han dado las cuentas porque los profesores están en guardias de transporte o de comedor, por ejemplo; espero que no seas de esas personas que creen que cuanto más esté en el centro el profesor de tus hijos, mejor. Ese valiosísimo tiempo, es el que resta de preparar sus clases. Y sí, probablemente llegará el día en el que el profesor de tus hijos tenga que estar toda su jornada en el centro, y ese día la calidad educativa perderá todo lo que es a día de hoy.


Tiene una responsabilidad civil para con tus hijos ya se encuentre en el colegio o instituto, en su aula, en el baño, en una excursión o en la luna.


 

No tiene por qué trabajar siempre en un colegio. De hecho puede trabajar en un hospital, en un centro para drogodependientes, en la cárcel, en educación para adultos, en un centro específico para alumnos con necesidades de apoyo educativo, viajando con un circo, etc. Y no, lo del circo no es una hipérbole como lo de la luna, en el punto anterior.



Pasados los primeros 6 años de profesión tiene más de 100 horas de formación "obligadas", aunque realmente suelen ser muchísimas más. Los profesores son de los profesionales más formados permanentemente. De hecho existe una plataforma para la formación de los docentes, en donde los recortes son ya agujeros negros, pero ahí está.


Hace una programación anual de todo lo que va a realizar en el aula de tus hijos durante un curso escolar. Independientemente de la ley de turno que le toque (lo cual, te digo de antemano, dificulta mucho el corta pega) diseña por adelantado toda su práctica docente y entrega esta labor para que esté en conocimiento del equipo directivo y del inspector educativo de la zona, así como de la comunidad educativa. Te puedo decir por propia experiencia, que el aspecto burócrata en la labor docente es cada día más amplio, lo cual pone trabas en la mejora educativa. Por no hablar de lo que resta en libertad de cátedra, pues debes contextualizar de antemano sin conocer el futuro de la acción con el grupo clase.

Lleva a cabo proyectos de dinamización de la lingua, o la llengua o de la hizkuntzaren, de dinamización de la biblioteca, de actividades extraescolares, de huertos escolares, de innovación educativa, del grupo de teatro o del coro escolar, de tantas cosas... muchas de ellas desde el punto de vista del incremento de la carga horaria que ha sufrido en los últimos años. Así que, no te voy a mentir, probablemente las horas que dedica a estas empresas las resta a su tiempo de ocio.


Cumple con un horario de guardias que se emplean para cuando un compañero falta al trabajo, y de verdad que no, no son horas que emplee para tomar el café. Cuando no tiene que sustituir a un compañero, ese horario lo emplea en planificar clases, corregir pruebas o buscar información y revisar contenidos, las dinamizaciones de las cuales hablo en el punto 6, etc.


Durante su período de vacaciones, esas taaaaan largas, está a disposición de la administración para las labores que ésta considere. ¿Te imaginas estar a disposición de tu jefe en tus días libres? Sí, al maestro de tus hijos lo pueden llamar para ir a trabajar en julio, y en diciembre también. Y una vez más, si eres de los que consideran que un recurso como el maestro de tus hijos es una buena baza para la conciliación, de verdad que no estás empleando bien tus cartas en esta partida.


Tiene altas probabilidades de padecer estrés laboral o burnout  según estudios de diversas fuentes.





Siempre trata de ahorrar, pues es consciente de que sus presupuestos son cada vez más reducidos. Aunque esto parezca bueno no lo es, pues se dejan de planificar actividades (no siempre de expresión artística) por considerarlas de coste elevado o para la que se necesitarían materiales "caros".




Tiene constantes reuniones para coordinar con sus compañeros todos los aspectos organizativos tanto de su docencia como del funcionamiento del centro. Es realmente organizado y cada paso que da, está medido y estudiado.




No le gusta castigar a tus hijos sin recreo, pues esto supone que también él se queda sin descanso. Y en caso de que se quede con ellos, no lo suele hacer como recurso para que aprendan por las malas; sino para trabajar conceptos que no han quedado claros, siendo estas las menores de las veces. Los años del castigo en el aula ya han pasado. Te lo digo de verdad, si piensas que a tus hijos los castigan sin causa o porque les tienen manía, te recomiendo que te replantees las reuniones de tutoría con el maestro de tus hijos, porque no  estás entendiendo el funcionamiento del colegio en la actualidad. Pide una tutoría y que te lo expliquen antes de mostrarte crítico, es un beneficio que les concederás a tus hijos.


Para acceder a su puesto de trabajo tuvo que pasar un proceso de selección bastante más duro que  la simple entrevista de trabajo de cualquier docente finlandés, para que luego se les llene la boca a los políticos españoles que piden un MIR para maestros. ¡Ya existe, señores! Se llama oposición. Y a veces, las comparaciones, son odiosas. Aunque las mejores notas de la selectividad llegaran a magisterio, esto no sería ni una milésima parte del recorrido que les quedaría a nuestros jóvenes estudiantes para llegar a ser docentes. La oposición para maestro y profesor es más dura, mucho más, que un examen de selectividad; pero los medios de comunicación y los políticos, ya se encargan de hacerte creer que el maestro de tus hijos no es el mejor, que el mejor es el que estudió medicina.

Y hablando de esto, el maestro de tus hijos, estudió una carrera denostada y desprestigiada de la cual dicen es la más fácil de todas las habidas y por haber. Y probablemente lo sea, pero ese maestro tiene algo que no se aprende en ninguna facultad, vocación para educar a los tuyos.


  

Esto, y mucho más...

Se fue un día llorando a casa porque se enteró de que ese niño con TDAH, lo padece porque su madre drogodependiente consumía durante el embarazo. Decidió jugársela a una demanda, llevando en su propio coche a un alumno del PROA por las tardes, para que pudiese mejorar en sus estudios. Es el que decidió ser valiente y llamó a Asuntos sociales, por aquel caso de abandono. La  que recibió a la policía cuando se llevaron a aquel chaval acusado de hurto. El mismo que le da de comer a aquel niño que no trae merienda y no lo sabe nadie. El que paga la excursión del que no tiene recursos. Es aquella que sin pensárselo dos veces se llevó al alumno al hospital en lugar de esperar la ambulancia, y ahora, ¿sabes qué?, tiene una demanda por negligencia. Es aquel al que privaron de recursos humanos en una clase de 25 más dos repetidores. Es al que asesinaron en el aula, portada de los medios en un día y gran desconocido a día de hoy. También es el que ganó un concurso de micro relatos y el que está doctorado, probablemente con Cum Laude. Es ese que nominaron para el Nobel de los docentes, tanto como ese otro que simplemente acude feliz a su trabajo, porque es lo que más le gusta en la vida. ¡Es el que les enseñó a leer! Y no nos olvidemos del que se emociona con la obra de teatro de su tutoría, y del que llora cuando despide a los que pasan de etapa. Es aquel que los quiso nunca como tú, pero sí como una madre, como un padre. Es ese padre de cientos, esa madre de mil.