La anatomía de las emociones nos explica lo que sucede en nuestro interior cuando sentimos emociones. ¿Qué sucede en nuestro interior cuando sentimos miedo, tristeza, felicidad?
Todas las
personas sentimos emociones, ya sean positivas o negativas. Las emociones invaden
nuestro día a día y siempre nos acompañan.
«No
olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras
vidas y las obedecemos sin darnos cuenta».
-Vincent Van
Gogh-
Con
frecuencia, los conceptos de emociones y sentimientos se
confunden. Es frecuente, incluso, que se utilicen como si fuesen sinónimos.
Ambos son
experiencias subjetivas y relacionadas, pero constituyen fenómenos mentales diferentes.
Existe una paradoja al respecto, y es que, aunque los conceptos de sentimiento
y emoción se refieren a cosas diferentes, donde hay una emoción hay siempre un
sentimiento (o varios).
Una emoción
es un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que nos predisponen a
reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo (algo que vemos u oímos) o
interno (pensamiento, recuerdo, imagen interna…).
Un
sentimiento es parecido a una emoción. La diferencia es que en un sentimiento
hay una valoración consciente de la emoción y de la
experiencia subjetiva en general.
Digamos que
la emociones son básicas, primitivas y unidireccionales (aparecen de forma
automática al presentarse un estímulo) y nos impulsan hacia la acción. En
cambio, el sentimiento incluye la capacidad de reflexionar de
forma consciente sobre lo que se siente.
Las
emociones, en general, son más intensas y menos duraderas que los sentimientos.
Los sentimientos se mantienen más tiempo que las emociones y surgen después de
las emociones. No hay sentimiento sin emoción.
Pero,
¿qué aspectos anatómicos están implicados en el procesamiento
de las emociones?
¡Vamos a
descubrir la anatomía de las emociones!
Anatomía de
las emociones
El sistema
límbico, comúnmente conocido como cerebro emocional, tiene un papel
fundamental en la aparición de los estados emocionales. Es aquí donde las
emociones tienen su base neurológica. No obstante, los procesos límbicos
impactan en áreas como la memorización y el aprendizaje. Según
Jeremy Bentham, el sistema límbico es el que determina qué merece ser aprendido
en función de las sensaciones placenteras o dolorosas que se deriven de la
experiencia.
El sistema
límbico no constituye una región anatómica dentro del encéfalo, si no que se
compone de una red de neuronas distribuidas por el cerebro.
Existen zonas en las que el sistema límbico actúa de una forma más específica.
Vamos a ver algunas de ellas:
La amígdala
La amígdala tiene una gran importancia en el procesamiento emocional, en la anatomía de las emociones. Este núcleo cerebral juega un papel central en las reacciones emocionales básicas. Se sitúa al lado de cada hipocampo: hay una en cada hemisferio. Esta zona está relacionada con la respuesta emocional aprendida por lo que es una de las zonas involucradas en el aprendizaje emocional.
La amígdala
es el principal núcleo cerebral relacionado e implicado en las respuestas
de miedo, tanto innatas como aprendidas.
“La amígdala
revisa constantemente toda la información que llega al cerebro a través de los
distintos sentidos con el fin de detectar rápidamente cualquier cosa que pueda
influir en nuestra supervivencia”, explica Feinstein (2010).
“Una vez que
detecta el peligro, la amígdala orquesta una respuesta rápida de todo el cuerpo
que nos empuja a alejarnos de la amenaza, lo cual aumenta nuestras
posibilidades de supervivencia”. Feinstein (2010)
El hipocampo
El hipocampo
está implicado en procesos mentales relacionados con la memoria,
tanto en la memorización de experiencias e informaciones abstractas como en la
recuperación de recuerdos.
Un ejemplo para
entender una de las funciones más esenciales del hipocampo:
Clara acudió
ayer por la noche a una fiesta de cumpleaños. Conoció a gente nueva e
incluso quedó cautivada por una chica. La memoria de Clara no se limita a
recoger y a guardar cada dato experimentado como lo haría un
ordenador. Precisamente lo que nos diferencia de un ordenador es nuestra
capacidad para construir una auténtica memoria emocional.
Cualquier recuerdo sobre la fiesta a la que ha acudido Clara se procesa de
forma detallada en el sistema límbico. En él, el hipocampo, se encarga de
catalogar lo que la otra chica y el resto de amigos le hicieron sentir y
si se vio a sí misma feliz o quizás incómoda en ese evento. Si sus
conversaciones fueron relajadas o tensas. Si Clara sufriera alguna lesión en el
hipocampo o se le extirpara al día siguiente no recordaría nada de lo sucedido.
La corteza prefrontal
La evidencia
científica muestra que las estructuras prefrontales son las principales
encargadas de organizar el comportamiento y la toma de decisiones. Estas
estructuras se encargan del control de la regulación emocional, la comprensión
de situaciones complejas y el comportamiento social adaptativo.
En condiciones
normales ambos hemisferios cerebrales trabajan de forma complementaria en la
regulación y control de las emociones. Sin embargo, investigaciones como la de
Canli y cols. (Canli, et al., 1998) sugirieron que cada hemisferio muestra una
vinculación diferencial con las reacciones emocionales de valencia positiva y
negativa:
·
Hemisferio derecho: Es dominante en el control del tono emocional, con un mayor
procesamiento de las emociones negativas (ej., el miedo o la ira). Muestra
mayor vinculación con aspectos automáticos relacionados con la supervivencia
inmediata. Promueve conductas de alejamiento, timidez, depresión, etc.
o
Lesiones
prefrontales localizadas en este hemisferio se relacionan con la aparición de
un síndrome psicopático. Son frecuentes sentimientos de euforia injustificados
y anosognosia.
·
Hemisferio izquierdo: Es dominante en la interpretación de las emociones positivas. Realiza
el control cognitivo de los estados emocionales a través del lenguaje. Favorece
conductas de aproximación, control, vigilancia y superación de estados
disfóricos y media en las respuestas del sistema inmunitario.
o
Lesiones
prefrontales localizadas en este hemisferio (preferentemente dorsolaterales)
pueden generar un síndrome pseudodepresivo (hipocinesia, apatía, falta de
impulso, reducción del habla, indiferencia, falta de planificación, inercia
psíquica y ausencia de motivación).
La corteza
orbitofrontal
La corteza
orbitofrontal es una estructura que sirve de cauce de las órdenes emocionales
hacia otras zonas del lóbulo frontal encargadas de la planificación y creación
de estrategias. Por esta razón, la corteza orbitofrontal tiene especial
importancia en el control de los impulsos irracionales. Digamos que
la corteza actúa de ya filtro, dejando pasar aquellas señales que definen los
objetivos de nuestras acciones.
Las lesiones
de esta región pueden originar la aparición del síndrome prefrontal orbitario
que se relaciona con conductas impulsivas e irritables. También se relaciona
con patrones de psicopatía o sociopatía adquirida.
Los Hemisferios Cerebrales
La corteza
cerebral juega un papel muy importante en la anatomía de las emociones:
·
Expresión de
las emociones.
·
Interpretación
de las emociones.
·
Regulación y
monitorización de las respuestas emocionales.
·
Experiencia
consciente de éstas (los sentimientos).
Se ha
sugerido la especial implicación del hemisferio derecho en
el procesamiento emocional, frente al hemisferio izquierdo, más
racional.
Algunos
autores son partidarios de una distinta implicación de ambos hemisferios en el
procesamiento de la información emocional a partir de las diferentes categorías
de emociones: las formas más primitivas de emoción, que por regla general
tienen connotación negativa, se encontrarían relacionadas con el funcionamiento
del hemisferio derecho, mientras que aquellas otras emociones más avanzadas, y
con connotaciones sociales, se encuentran especialmente vinculadas al
funcionamiento del hemisferio izquierdo (Martínez, Segura y Sánchez, 2011,
p.175)
Antonio
Damasio y la anatomía de las emociones
António
Damasio, neurocientífico y médico neurólogo, parece haber sido el autor que
mejor ha descrito la importancia del hemisferio derecho en la anatomía de las
emociones. Damasio defiende que el procesamiento emocional depende del
procesamiento de la información somática. Esto quiere decir que, las
emociones implican unas aferencias desde el cuerpo, e implican también unas
eferencias hacia el cuerpo. En ambos casos participan los aspectos endocrinos y
viscerales.
Según Damasio, las
emociones son patrones de respuestas químicas y neurales, cuya función es
contribuir al mantenimiento de la vida, generando conductas adaptativas. Para
Damasio, esto es debido a que las estructuras neuroanatómicas que subyacen a
los procesos emocionales son las mismas que las estructuras que tienen la
función de controlar y regular los estados corporales básicos mediante la
homeostasis.
Para Antonio
Damasio el cerebro es el teatro de las emociones. ¡Curiosa
analogía!
Eduardo
Punset, realizó una entrevista a
Damasio. Durante la charla se abordó la fisiología neuronal de las
emociones y las consecuencias de ello para la educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario