viernes, 20 de febrero de 2015

APEGO SEGURO

Ningún niño se malcría por exceso de amor. Llenar constantemente a nuestros hijos de palabras amorosas, decirles lo bellos que son, lo bienvenido que son en nuestras vidas, lo mucho que los amamos, lo orgullosos que nos sentimos de ellos, nunca les hará daño. Todas las expresiones y manifestaciones genuinas de amor hacia nuestros hijos constituyen el principal factor protector de su psiquis durante su formación. Insisto, demasiado amor nunca ha malcriado a nadie. Por el contrario, es la mejor vacuna contra neurosis, y otros síntomas que hoy agobian a la humanidad. No hay que sacar muchas cuentas ni estadísticas, para deducir que la gran plaga, la mayor pandemia de nuestros tiempos es el déficit de amor. Y si no nos basta con el sentido común o con escuchar nuestra intuición para creérnoslo, podemos encontrar abundantes referencias científicas literalmente al alcance de los dedos en Internet. Propuestas como la teoría del apego de John Bolwby, además de los recientes estudios de la neuropsicología que demuestran cómo el amor parental, se constituye en modulador de la salud mental de los niños, son algunas de ellas. El amor, la mirada, la presencia segurizante de adultos cuidadores significativos, la nutrición epidérmica del cuerpo de la madre, la acogida amorosa en los brazos de sus progenitores, las demostraciones de afecto, nunca deben limitarse

              


Por Berna Iskandar.

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