«Educar no es
otra cosa que garantizar el desarrollo emocional pleno de nuestros niños y
niñas»
Pepa
Horno es una reconocida consultora y experta en temas de infancia. Ha llevado a
cabo campañas sobre prevención y erradicación de la violencia contra los niños,
organiza cursos y charlas sobre educación y comunicación positiva a padres y
madres y es autora de muchos cuentos para niños y libros para padres y madres
sobre el buen trato. Forma parte del equipo Espirales
Consultoría de Infancia. Hablamos con Pepa sobre los retos de
padres y madres y sobre las claves de una educación positiva y respetuosa (la
primera, nos dice, «aunque pueda parecer paradójica, es el autocuidado» y otra
es «ser pesadas» en esto de los besos, los abrazos y los ‘te quieros’). Una
entrevista de las de tomar nota. 😉
¿Qué
diagnóstico haces sobre la situación de las familias en España y su estilo
educativo? ¿Cuáles son, en tu opinión, los principales desafíos a los que hemos
de hacer frente?
Creo que las familias educan hoy en día con
mayor consciencia y sensibilidad. Nadie cuestiona ya la importancia del vínculo
afectivo, de la comunicación e intimidad en las familias y de la importancia de
la presencia de los adultos en la vida de los niños y niñas para poder guiarlos
y protegerlos. En mi opinión los
grandes desafíos son el ajuste emocional con los niños y niñas, el respeto a
sus tiempos y la cobertura institucional a las familias para que puedan
hacerlo. Temas como el permiso de maternidad y paternidad, las
políticas de conciliación laboral y familiar, o la situación de las familias en
riesgo de exclusión social son retos que exigen una respuesta que dista mucho
de recibirse. El equilibro entre la sobreprotección y el
autoritarismo sigue siendo también un reto para las familias, así como la
promoción de una igualdad real en la crianza de los niños y niñas.
¿Qué
principales claves ofreces a padres y madres para educar a nuestros hijos de un
modo positivo y respetuoso?
La primera clave, aunque pueda parecer
paradójica, es el autocuidado. No se puede educar bien
si no se está bien. Las familias deben encontrar tiempos propios para cultivar su
identidad y su fortaleza emocional. Y tener cuidado con la logística. Yo
suelo decir que para mí la maternidad y paternidad es amor y logística. La segunda clave
es la consciencia. En la medida que sé para
qué hago algo, desde dónde lo hago y sobre todo cómo lo estoy haciendo, mi
actuación tendrá un sentido educativo pleno. El modo en que hacemos las cosas cambia
el significado de lo que hacemos. Y ese modo muchas veces tiene que ver con la
elaboración de nuestra propia historia afectiva. Y la tercera clave sería
la afectividad consciente. Yo
siempre le digo a las familias que sean «pesadas». No basta con querer,
hay que hacer sentir querido. El
afecto hay que mostrarlo y convertirlo en una pauta cotidiana en las relaciones
en las familias. Abrazarse, contar un cuento, comer juntos, decir «te quiero»,
«qué regalo es tenerte» etc.
¿Qué
actividad realizas en concreto para formar a familias en protección de la
infancia y en desarrollo emocional? ¿Cuáles son las claves para trabajar con
las familias el desarrollo emocional?
Trabajo brindando formación a familias y
a profesionales que trabajan con familias sobre el desarrollo
emocional de los niños y niñas. Las claves son las mismas que he
mencionado previamente, porque educar
no es otra cosa que garantizar el desarrollo emocional pleno de nuestros niños
y niñas. Si pueden gestionar sus emociones con consciencia y lo logran en un
marco de afectividad que les haga sentir protegidos habremos logrado la base de
todo lo demás.
¿Qué
retos son los más importantes de los que crees que tiene la sociedad española
para que se respeten los derechos de la infancia?
Para mí el reto es tratar
a los niños, niñas y adolescentes como ciudadanos de pleno derecho, y contemplar la
necesidad de inversión social, política y económica en
el colectivo de la infancia del mismo modo que se contemplaría en cualquier
otro colectivo vulnerable. Los temas de infancia son siempre objeto de gran
consenso teórico pero poca implicación real. Pero son ciudadanos aquí y ahora,
cuya protección además es responsabilidad directa del Estado y de toda la
sociedad. En los últimos años se ha logrado mayor sensibilidad social hacia los
derechos de los niños, niñas y adolescentes pero problemáticas como la
violencia contra los niños y niñas, las dificultades para lograr que sean
escuchados en los procesos judiciales que les afectan, la situación del sistema
educativo o los niveles de pobreza infantil son prueba de que la infancia no es
aún una prioridad política, ni mucho menos económica, en nuestro país. La
medida en que los niños, niñas y adolescentes de nuestro país logren el pleno
cumplimiento de sus derechos es la medida de nuestro valor ético, social y
político como sociedad.
Hace
unos días pronunciaste una conferencia en Palma de Mallorca que
lleva por título «Cuando la maternidad aísla. Criar en tribu». ¿Es el
aislamiento de las familias un problema para educar de una forma positiva y
sana a nuestros hijos? ¿Qué supone para ti criar en tribu?
Es
imposible criar sanamente sin una red afectiva. La red es un
entorno de afectividad, de
creación de vínculos afectivos y protectores, la red es un espacio de legitimidad y
de consciencia, que te permite revisar tus criterios educativos y tener un
apoyo para hacerlo sin sentirte amenazado, la red es un espacio de protección
al que acudir cuando necesitas ayuda estás enfermo o sencillamente no llegas
con la logística.
Como
experta en infancia y parentalidad positiva, ¿nos podrías recomendar algún
recurso interesante para padres y madres? ¿Y algún recurso para nuestros hijos
sobre estos temas?
Hay un cuento que se llama «Vacío» de Anna Llenas que merece muchísimo
la pena. Y es tanto para los niños y niñas como para sus familias. Y un par de
blogs a los que merece la pena suscribirse: www.buenostratos.com,
de Jose Luis Gonzalo, y https://disparefuturo.wordpress.com/, que lo lleva
Javier Romeu.
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