Pedagogo y profesor de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación en
la Universidad
Jaume I de Castellón.
Empezamos hablando de learning analytics. Es curioso cómo un
buen conocedor del análisis de datos sobre educación sea muy crítico con las
pruebas PISA. ¿Por qué?
Sobrevaloramos la
información que nos dan los datos. PISA mide sólo las competencias en
matemáticas, lengua, ciencias y la competencia financiera, una visión muy
estrecha de la educación. Y la prensa lo toma como una medida absoluta
del valor de un sistema educativo. Además, ¿quién ha nombrado a la OCDE el
Ministerio de Educación del mundo? PISA no detecta los alumnos moralmente más
desarrollados, los más justos o los que toleran menos la corrupción; no detecta
la función socializadora y individualizadora de la educación.
¿Considera que los datos pesan demasiado a la hora de
hacer políticas educativas?
Absolutamente. Hay
una fuerte tendencia a simplificar todo en datos. Un niño que
saca un cuatro no sabe la mitad que un niño que saca un ocho. Y eso realmente
nos lo creemos. Pero en un sistema complejo como es la educación, donde las
variables y los mecanismos de comportamiento no siempre son iguales, esto no
funciona.
“Todo lo que se puede medir, se puede mejorar”. Esta es una célebre frase
atribuida a Peter Drucker. ¿No la comparte?
Dentro de su lógica,
tiene sentido. Pero podemos hacer perfectos imbéciles midiendo y mejorando el
nivel de imbecilidad de la gente. ¿Por qué PISA no evalúa materias como medio
social y natural? Porque no dan dinero. El problema es cuando tenemos que
enfocar la enseñanza para obtener buenos resultados. Es lo que se llama teaching
to the test , la peor manera de educar, que es lo que hemos hecho
toda la vida en Segundo de Bachillerato: preparar la selectividad en vez de
aprender matemáticas o filosofía.
Vamos a hablar de la incorporación de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) en la educación. De entrada, ¿podría
identificar cuál es, según usted, su principal ventaja?
Que abren la
escuela al mundo. Acaban con la educación como lo que sucede en un aula de
manera cerrada, donde los únicos recursos son los libros de texto y el maestro.
Rompen las paredes de la escuela y la hacen más transparente y comunicativa
hacia la sociedad. Permiten no dar una única visión de las cosas. Por eso me
entristece cuando veo alumnos con tabletas conectadas a Internet que
en clase sólo las usan de libro de texto. Gastarse dinero para hacer esto…
Si ya no es el maestro quien te explica el mundo, sino que lo
hace Internet, ¿qué le queda al maestro?
Fue el traductor. La
persona que te guía y diseña situaciones y
actividades que permitan entender la complejidad del mundo. Es el componente
que aporta sabiduría más allá de la transmisión pura de información. Y cuando
esta información es tan confusa y contradictoria como la que tenemos en
nuestras sociedades, el maestro se convierte en imprescindible.
En una entrevista reciente, el investigador Philip Schmidt explicaba que
las TIC se apoderan de la transmisión de información pero no todavía del
componente emocional de la educación, que al final es lo que motiva el
aprendizaje.
Esto aún lo
construimos a partir de la interacción humana. El gran valor añadido de las TIC
no son sus cables y los aparatos, son las personas que con
cables y wifi acercan, se comunican y hacen cosas juntos. Esta
capacidad no viene dada, hay que aprender. Ahora, por ejemplo, vivimos en un
momento muy interesante en el que partidos políticos nuevos están utilitzando
las TIC para hacer nuevas formas de política. Es un momento apasionante.
¿Considera que los docentes se están adaptando a los nuevos contextos
digitales?
Creo que no. Saben
usar las nuevas tecnologías pero no con fines didácticos. Muchos las integran
para hacer las cosas que ya hacían. Hay que cambiar la mentalidad de los
maestros para que cedan a los alumnos un papel más activo en la construcción
de conocimiento, a partir de sus necesidades, dudas y curiosidades. Y eso
empieza por la formación inicial del profesorado, que sigue siendo muy
tradicional: de aula y examen.
Y sobre todo: el
maestro debe dejar de pensar la docencia como una actividad aislada que hace él
solo dentro del aula. Él es un nodo dentro de una red, sus problemas los han
tenido otros maestros antes, y colaborando y comunicándose a
través de la red ampliará perspectivas y encontrará gente de la cual -y con la
cual- aprender. Esto son los entornos personales de aprendizaje aplicados al
desarrollo docente.
Internet facilita el intercambio de conocimiento en la red.
En España hay 800.000
docentes. Pongamos que cada uno de ellos publica una
actividad didáctica que le haya funcionado. Quizá 750.000 no son lo
suficientemente buenas o son repetitivas. Aun tenemos 50.000 que, si las
organizamos en la nube, nos proporciona enormes posibilidades. Al
final la virtud de la red es que está conformada por personas. Internet no es
un cuarto de herramientas, sino un ágora llena de gente.
El discurso favorable a la incorporación de las TIC en las aulas choca a
veces con los problemas del día a día en clase. ¿Qué le diría usted a un
maestro cuya foto corre por el WhatsApp de sus alumnos?
Que tiene una
magnífica oportunidad para explicarles qué es la privacidad
de datos y de los peligros de las TIC a los alumnos.
Para ser revolucionario en las nuevas tecnologías hay que ponerlas en manos de
los alumnos. Cuando las pones en las de los maestros, las usan para
enseñar. Pero los alumnos se divierten y, con suerte, aprenden.
Antes hay que poner las nuevas tecnologías a disposición de las escuelas.
Sí, pero la verdad es
que vivimos en un ritmo de consumo vertiginoso -marcado por la
industria- que las escuelas no pueden seguir de ninguna manera. Tampoco los
maestros tienen margen para asimilarlas y integrarlas.
Tampoco todas las escuelas -y evidentemente no todas las familias- tienen
la misma capacidad económica para incorporar estos dispositivos.
Es cierto. Necesitamos
una fuerte inversión en la escuela pública no sólo para que
sea una escuela 2.0, sino sobre todo para que sea un espacio igualador. Hablo
de una política que no siga privilegiando las escuelas concertadas, como ocurre
con el Gobierno valenciano, que concierta cualquier cosa: te regala el terreno,
te construye la escuela y te cede la gestión 50 años. Están convencidos, desde
su ideología neoliberal, que la escuela privada funciona mejor que la pública.
Fuente (entrevista
original): El Diari de l’Educació