La
mediación ayuda a encajar muchas piezas y recursos que aparecen a lo largo de
toda nuestra vida.
Entre
estos recursos cabe destacar las prácticas restaurativas que
son, básicamente, aquellas que hacen que los niños asuman las
consecuencias sus acciones, reflexionen y reparen el daño causado o busquen una
solución a lo que han hecho.
La
disciplina restaurativa tiene su base en la justicia restaurativa donde el
causante del daño sea consciente del mismo y busque la manera de compensar a la
persona a la que se ha dañado (víctima), normalmente mediante una nueva acción
positiva, implicando a todas las partes del conflicto.
Partiendo
de que toda acción tiene una consecuencia, no somos partidarios del castigo sin
sentido, es decir, pensamos que debemos enseñar a los niños a restaurar-reparar
lo que han hecho si no ha estado bien; modificar una acción negativa y
transformarla en una positiva, a través de la reflexión acerca de los propios
actos, las consecuencias para el otro y uno mismo y la responsabilidad sobre el
hecho.
Observar
la diferencia:
· Un niño ha roto un cuento a su hermana. Su madre como
respuesta negativa le impone el castigo de no bajar al parque y le dice que
tiene que pedirle perdón.
Este
es el ejemplo típico de castigo que no hace reflexionar acerca de la acción; la
consecuencia, que no es inmediata, no tiene mucho que ver con el hecho en sí,
más bien es algo impuesto sin mucho sentido. Tú haces algo y yo te impongo que
no vas a hacer esto. El niño no asume la responsabilidad sobre sus actos, no ha
tenido opción de reparar el daño.
Desde
la disciplina restaurativa se resolvería de la siguiente manera:
- Responsabilidad sobre el hecho: ¿qué ha
pasado? ¿qué es lo que ha ocurrido? Daríamos la oportunidad al niño para
que se explique y se responsabilice.
- Reflexión acerca de las consecuencias de
sus actos: ¿cómo crees que se ha sentido tu hermana? ¿está bien romper los
libros? ¿a tí te gustaría que te rompieran algo tuyo? Daríamos voz también
a la otra parte para que explique qué ha significado para ella el hecho de
que le hayan roto el cuento.
- Búsqueda de una solución: Puede
surgir del que ha hecho el daño o buscar una solución entre ambas partes
implicadas. "voy a arreglarlo" "le compraré otro con el
dinero de mi hucha" ...
- Cómo actuaremos de cara al futuro: para que
esto no vuelva a pasar ¿qué debemos hacer? ¿cómo debo manipular un libro
para que no se rompa (si ha sido por mal uso)? Si estoy enfadado ¿qué
otras cosas puedo hacer en vez de romper el libro a mi hermana?
Ahora
reflexionemos nosotros, ¿en cuál de las dos prácticas se adquiere un mayor
número de aprendizajes positivos y recursos para el futuro? ¿lo impuesto sin
reflexión educa?
Pensamos
que si enseñamos a los niños a responsabilizarse, de verdad, de sus actos,
reflexionando sobre ellos y buscando soluciones de adultos serán personas más
seguras, más coherentes, proactivas y empáticas. Además, no tendrán miedo a
equivocarse porque tendrán recursos para resolver situaciones.
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