Desarrollo de la autonomía para educar niños independientes
Las madres, padres y
educadores, queremos educar niños y niñas con una personalidad madura, capaces
de tomar sus propias decisiones y de enfrentarse a los retos de su día a día.
Para que nuestros pequeños se conviertan en adultos independientes, en personas
que no tienen miedo a tomar decisiones, y en individuos que son felices porque
saben cómo dirigir sus vidas, debemos ocuparnos del desarrollo de su
autonomía desde la primera infancia.
El desarrollo de su
autonomía consiste en favorecer el aprendizaje de las habilidades necesarias
para que se enfrenten por sí mismos a los retos y a las dificultades
cotidianas, y a las pequeñas y grandes decisiones de la vida. Hacerles ver que
son capaces de hacer las cosas por sí mismos y de solucionar sus conflictos.
La autonomía puede
entenderse como una actitud ante los desafíos y ante el mundo que les permita
desenvolverse en su entorno sin depender de nadie, y que potencia su autoestima
y desarrollo global, el logro de las propias metas y, en definitiva, su
bienestar.
El niño independiente
Para que un niño se
convierta en una persona independiente es necesario:
·
Autoconcepto y autoestima: conocerse a uno mismo,
ser consciente de las propias fortalezas y debilidades, y desarrollar una sana
estima hacia uno mismo que le permita valerse por sí mismo.
·
Confianza en uno mismo: una buena autoestima le dotará de la confianza
en sus propias capacidades y recursos para enfrentarse a los desafíos diarios.
·
Independencia: capacidad de desenvolverse en su entorno.
·
Responsabilidad: asumir las consecuencias
de sus actos, sin culpar a otros o buscar justificaciones externas.
El niño dependiente
Los niños dependientes
no confían en sus propias capacidades para enfrentarse a los desafíos. Siempre
preguntan lo que hay que hacer, observan a los demás, y eligen lo mismo que los
otros, sintiéndose incomodos cuando tienen que decidir. Tienen miedo a tomar
sus propias decisiones porque no confían en sus habilidades de decisión, no
suelen resolver conflictos por sí mismos y, cuando se ven obligados a ello,
actúan de forma impulsiva.
La dependencia va
acompañada de una baja autoestima, que es una de las mayores
enemigas para el desarrollo de la identidad madura y de una personalidad sana.
La dependencia se convertirá en un gran obstáculo para conseguir sus metas
personales y su bienestar, y por ello los padres debemos prestar mucha atención
a nuestra manera de educar, ya que sin darnos cuenta podemos fomentar la
dependencia de nuestros pequeños.
Causas de la dependencia
infantil
Es muy frecuente que los
adultos se anticipen a las acciones de los niños y tiendan a hacer las cosas
por ellos. Las principales razones para actuar de esta manera son:
·
Creer que el niño no es capaz de hacerlo por sí mismo.
·
Evitar que se haga daño.
·
Proteger al pequeño de una equivocación y evitar que lo haga mal.
·
Querer apoyarle y cubrir todas sus necesidades.
·
Porque si lo hace un adulto resulta más cómodo y permite ahorrar tiempo.
·
Como gesto de afecto y de cariño.
Sea cual sea la razón,
cuando el adulto se anticipa a la acción del niño y no deja que éste se
enfrente a sus pequeños retos por sí solo, le priva de una experiencia muy
valiosa que le permitiría comprobar sus capacidades, creer en sí mismo y
desarrollar su autoestima y confianza, mermando de esta forma su autonomía e
independencia.
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