Nuestros hijos, a partir de los 2 ó 3 años, empiezan a adquirir una imagen de los demás como personas que tienen sus propios pensamientos, sentimientos y percepciones individuales y distintas a las suyas.
Los pequeños comienzan a tener conciencia, moralidad y afinidad hacia los demás. Se ponen en la piel del otro , esto es, sienten empatía por los demás; la notamos en ellos debido a que empezamos a ver y notar que realizan conductas empáticas cuando ven sufrir a otros y ya realizan conductas prosociales como compartir, ayudar, cuidar y, además, ya disciernen lo que pueden o no hacer.
Nuestro ejemplo es fundamental a la hora de inculcar y trasmitir valores, ya que no podemos exigir o esperar que ellos hagan cosas que nosotros no hacemos porque es una contradicción. Existen malos modelos abundantemente dentro de los hogares; por ejemplo, los padres sedentarios que desean tener hijos deportistas, los que mienten y luego se enfadan si sus pequeños lo hacen, los que fuman e intentan que su chico no lo haga, diciéndole que es malo para su salud y un largo etc.
La misión de educar es ardua y complicada, pero nuestras actitudes les ayudan a formar su propia identidad y sus valores, por lo tanto, tenemos que esforzarnos para ser un buen espejo en el que se miren.
Trasmitir valores
Ser un buen referente para ellos es la mejor herramienta que tenemos para educarlos. Transmitimos con nuestras conductas y acciones la seguridad o el temor, el optimismo o el pesimismo, actitudes y valores, habilidades sociales, respeto y educación, etc. Depende en gran parte de lo que se haya observado e imitado durante la infancia.
En el colegio le enseñan mucha teoría sobre cómo comportarse en la vida, pero el niño, desde casa, observa nuestro proceder, que presenta una gran influencia en su formación como persona y se divide en tres tipos de aprendizajes interdependientes entre si:
- La educación frente a los demás o el trato interpersonal, frecuentemente aprendido mediante la cortesía, la cordialidad y la solidaridad que existe en las relaciones familiares.
- Las actitudes frente a la vida, que se aprenden observando los hábitos de vida de la familia, la higiene, la forma de hablar, la postura corporal, la disposición, etc.
- El uso y cuidado de materiales, aprendido mediante todo lo relacionado con el orden y el cuidado de los enseres del hogar y de los propios padres.
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