El movimiento corporal y las dinámicas de grupo mueven nuestros ritmos internos, despiertan sentidos y emociones, y hacen accesibles nuestras ideas y deseos. Ambas actividades constituyen una buena metodología para facilitar la expresión oral y escrita en el aula.
El lenguaje y las palabras son elementos imprescindibles en la comunicación del ser humano, y en el aula son vitales. El discurso narrativo que utilizamos para transmitir conocimientos o para estimular la creatividad expresiva de nuestros alumnos/as está lleno de conceptos y significados, muchas veces abstractos o interpretativos.
Para que nuestros alumnos puedan entender realmente lo que contamos, en lugar de aprendérselo de memoria, necesitamos que vivan y sientan cada una de las palabras que queremos comunicarles. Palabras recurrentes en el aula, como “apoyo”, “colaboración”, “confianza” sabemos qué significan en un plano teórico pero… ¿Sabemos cómo nos hacen sentir? ¿Qué sentido, más allá de su definición, damos a estas palabras? ¿Y nuestros alumnos? ¿Qué sentido tienen para ellos?... Si no podemos contestar a estas preguntas significa que estamos solo en nuestra mente, en el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, pero que nuestras palabras no son vividas ni sentidas.
Al activarnos físicamente, favorecemos la alineación de mente, cuerpo y emoción provocando el fluir en la expresión y en la creatividad.
Por tanto, necesitamos una buena conexión con nosotros mismos y claridad en lo que queremos expresar para poder comunicarlo de una manera más potente y efectiva. Y esto se puede lograr a través del movimiento corporal y las dinámicas de grupo, que nos ayudan a alinear nuestro cuerpo, mente y espíritu para así poder expresarnos mejor.
La degradación del acto comunicativo también es un obstáculo que nos conduce a poner en cuestión si la expresión oral o escrita funciona: ¿Qué quiero decir cuando digo…? ¿Era eso lo que pensaba realmente? ¿Qué habrán entendido mis alumnos? Y ellos, ¿habrán expresado lo que querían expresar? ¿Les habré entendido? ¿Tenemos consciencia de cómo está nuestro cuerpo cuando queremos comunicar? ¿Realmente estamos en contacto con él? ¿Estamos…en él? ¿Cómo inspiramos a nuestros alumnos a crear?
La vida es movimiento. Al activarnos físicamente, favorecemos la alineación de mente, cuerpo y emoción provocando el fluir en la expresión y en la creatividad. Bajamos el volumen del pensamiento racional y de la preocupación por las buenas ideas, desarrollamos sinergias, y subimos el telón a la energía vital, a nuestros sentidos, nuestras emociones, las hacemos presentes y disponibles para… ¡Expresarnos y crear!
¿Era esto lo que quería decir?: ¡Por supuesto que sí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario