Con
tranquilidad y sin angustias. La elección de colegio debe abordarse así, ya que
«aunque hay mucho que mejorar, partimos de la base de que en este país la
oferta educativa es buena», comienza Guillermo Bautista, profesor de Estudios
de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya
(UOC).
Y
la pregunta que se hacen muchos padres es cómo elegir el mejor colegio para sus
hijos. Educación pública o privada, un colegio grande o pequeño, más o menos
innovador, religioso o laico… las posibilidades son muchas y las incógnitas,
variadas.
Lo primero, el proyecto educativo
Para
Bautista, director de un máster de formación de profesorado y experto en
pedagogía, lo más importante es el «proyecto educativo» del centro. Pero, ¿de
qué estamos hablando? «El proyecto educativo, que suele estar en su página web,
va más allá de un texto. Quien quiera conocerlo bien deberá interesarse por
hablar con los profesores, acudir a la jornada de puertas abiertas o conocer a
otras familias que tengan escolarizados a sus hijos en él. Porque solo así
podremos conocer bien cómo trabajan, cuál es su metodología, qué carga de
deberes tienen o qué papel dan a los niños y las familias en la educación»,
explica Bautista.
Aquí
no habrá un colegio más bueno que otro, sino uno que se adapte más a lo que
busquen los padres. «Porque lo importante es saber cómo pensamos que tiene que
ser la educación del niño y que ese colegio case con nuestros principios. Así
habrá coherencia en su educación», indica Bautista.
Cercanía al hogar
Que
el niño pueda ir andando al colegio es muy importante para Bautista, que
subraya lo positivo de que el niño esté «vinculado a la escuela y a su
entorno». Un factor que, además, permitirá por lo general que los padres puedan
implicarse más en la escuela.
«Hay
que entender que la elección de colegio no será un acierto o error cerrado.
Porque el proceso educativo dependerá también de cuál sea la relación de la
familia con el colegio, si los padres se implican», añade el profesor de la
UOC, que subraya que el niño nunca recibe «varias educaciones, sino una sola,
que será el conjunto de lo que reciba en el colegio y en casa».
Público o privado, grande o pequeño
Saber si se prefiere un colegio de titularidad pública,
concertada (gestión privada de fondos públicos) o privada será un factor que
determinará la elección. También si el centro es grande o pequeño. «Aunque a
priori un colegio pequeño pueda aportar una relación más familiar, ello depende
de la gestión del colegio. También hay que entender que en un colegio más
grande el niño recibirá más inputs, se
relacionará con más gente, son cuestiones que hay que valorar también», explica
Bautista.
Las instalaciones
Bautista anima a fijarse en las instalaciones del
colegio, «sin volvernos locos, porque es importante que el niño tenga opciones
pero más importante es que esté bien». Bautista, que dirige una investigación
sobre cómo deberían ser las aulas, anima a fijarse en que las aulas no sean
estáticas y que ofrezcan al niño un entorno «flexible y sobre todo
confortable».
Así
mismo, que el colegio cuente con buenas instalaciones para hacer deporte o una
oferta interesante de extraescolares puede ayudar a la elección. El comedor, si
es de gestión propia o de un catering también será importante tenerlo en
cuenta.
¿Qué colegio le viene bien a mi hijo?
Muchos
padres buscan también adecuar el colegio a la personalidad de su hijo. Esto es
algo que Bautista matiza: «Cuando el niño es mayor, por ejemplo, cuando empieza
la secundaria, sí puede adecuarse más su personalidad al colegio, pero con tres
años es más complicado». El experto incide en que a esa edad los niños «están
por hacer» y buscaría, en general, un proyecto de «educación abierta, enfocada
al bienestar».
A los tres años el experto anima a buscar
una «educación abierta, enfocada al bienestar»
El
experto también aboga por evitar elegir el colegio «en clave de futuro».
Preocuparse en exceso o dar prioridad al bachillerato al elegir el centro para
un niño de dos años «es un error, ya que tiene 16 años por delante en los que
pueden pasar muchas cosas».
Miedo a equivocarnos
Bautista
le quita hierro al asunto y afirma que «la elección de centro no es
determinante porque nunca será ni un acierto ni un error 100%. Lo importante es
sentir que se ha hecho todo lo posible y, sobre todo, influir en el colegio,
implicarse».
De
sentir que nos hemos equivocado, «lo que hay que hacer es tratar de
solucionarlo. Y no estresarse, porque, aunque a priori no es positivo cambiar
al niño de centro, no se acaba el mundo por hacerlo», sentencia.