Si queremos
que nuestros hijos vivan en un mundo mejor, sin duda debemos apostar por
fomentar su solidaridad. Se puede definir como “sentimiento
de unidad basado en las metas o intereses comunes, es un término que refiere a
ayudar sin recibir nada a cambio con la aplicación de lo que se considera
bueno”. ¿Cómo podemos fomentarla? Nuestros expertos dan algunas
claves.
La solidaridad parte de la idea de que
formamos parte de una comunidad, con intereses, objetivos y bienes compartidos.
Se fundamenta en la idea de que las personas somos interdependientes, de modo
que lo que hagas tú tiene un efecto sobre mí. Y es una apuesta por entender que
si unimos fuerzas podemos construir una sociedad mejor.
Promover la solidaridad para convivir en
armonía con los demás
Begoña
Ibarrola resalta que la amabilidad, que se
relaciona mucho con la solidaridad, es fundamental para “convivir en armonía
con los demás”. Y recuerda que a nuestros hijos «les gusta encontrarse con
personas que les traten con amabilidad” y, siendo amables, “nuestros hijos pueden
sentir que los demás le devuelven” esa amabilidad y que los demás “también
sacan su mejor versión”.
Ser amable,
nos dice Begoña, potencia nuestra propia autoestima,
porque “nos sentimos capaces de sacar lo mejor de nosotros mismos”. La
amabilidad, afirma rotunda Begoña, “es un antídoto contra el maltrato”.
Promover la solidaridad para mejorar
como personas y como sociedad
Por su parte,
el Padre Ángel nos habla de un concepto muy cercano a la solidaridad, que
es la compasión, que no solo implica sentir con el otro sino que también “nos empuja a cambiar las cosas”. “La compasión
empieza por la habilidad de escuchar, de respetar”. La compasión nos empuja a
“tratar al otro como a un hermano y, de repente, solo por eso, sentimos que
hemos mejorado como personas”.
En línea con lo que nos decía Begoña
sobre la relación entre amabilidad y autoestima y amabilidad como el antídoto
contra el maltrato, el Padre Ángel cree que si nuestros niños, antes de llegar
a adultos, “se han sentido buenos por ayudar a los demás, han encontrado el
camino que lleva a la paz”.
Claves para promover la solidaridad
Algunas de las claves para fomentar la
solidaridad, tal como nos señalan estos expertos en nuestra plataforma, son:
1. Por supuesto, predicar con el ejemplo. Si nos
comprometemos con lo que pasa en nuestro entorno, si nos interesamos por un
niño que vemos que nos cuentan nuestros hijos que lo está pasando mal en el
cole, si ayudamos a una persona que se agacha en la calle a recoger muchos
papeles que se le han caído, si nos mostramos amables con la gente que
encontramos y los saludamos, si nos interesamos por cómo están los abuelos, los
tíos, los primos… les estaremos dando un gran ejemplo.
2. Diferenciar
entre actitud amable y actitud servil. Ya hemos
hablado de lo importante que es en la vida saber decir no y ser asertivos. Ser
amable y solidario no significa dejarse pisotear, sino actuar teniendo en
cuenta a los demás sin menospreciarnos. Por eso, si observamos alguna actitud
servil de nuestro hijo (que regala cromos para conseguir que sean sus amigos,
que deja que los demás copien sus tareas escolares para ser aceptado o que
participa en el maltrato a otros para pertenecer al grupo), tal vez sea
necesario incidir sobre la importancia de escuchar su propia voz y necesidades.
3. Promover
la solidaridad en el hogar. Nos dice Begoña Ibarrola que
solemos ser más amables con la gente de fuera, y tal vez eso no sea positivo
para la convivencia en el hogar. Entender que la familia es un equipo, promover
conversaciones en las que nos interesemos por cómo están los demás, fomentar
que todos contribuyan con sus tareas a la buena marcha del hogar e incluso
promover que tengamos detalles con los demás “de casa” es una forma interesante
de construir la solidaridad en familia.
4. Fomentar
la cooperación y no la competitividad. Si
entendemos que somos parte de una comunidad y que juntos sumamos y debemos
contribuir a un bien común, es importante sustituir las comparaciones y la
competitividad de los miembros del grupo (sea este un grupo de amigos, una
clase o la familia) por la cooperación. Fomentar juegos de equipo, evitar
comparaciones, invitar a que todos se ayuden para llegar a un objetivo común en
lugar de establecer objetivos individuales pueden ser algunas pistas para el
buen camino.
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