Se nos está olvidando qué es un niño, en qué consiste la
infancia. En este mundo tan hedonista esperamos de los niños que se
comporten, constantemente, como auténticos modelos de la buena educación desde
edades tempranas. Se nos olvida que son niños que tienen que aprenderlo todo y
que ese aprendizaje conlleva muchas horas, muchos días y muchos años. Así que
tengamos paciencia.
Una sociedad que quiere niños que se comporten como adultos., niega el
valor de la infancia.
Los niños gritan, los niños corren, los niños no se sientan, se tiran por
el suelo, los niños atropellan, los niños se impacientan, los niños lloran, los
niños tienen rabietas, los niños tienen miedo, los niños muerden, los niños se
descontrolan, los niños se ensucian cuando comen, hablan con la boca llena, los
niños miran, los niños señalan con el dedo, y vuelven a gritar, a correr, a no
sentarse…
Pero los niños no molestan, pero hay cinco cosas que puedes recordar cuando
creas que sí lo hacen:
1.- Los niños no molestan, molestan algunas cosas que hacen, pero sobre
todo molesta que tú te pongas a “azuzarte” mentalmente diciendo: “no
se callan, no se están quietos, qué cafres, etc, etc.” La naturaleza
es sabia, y por eso los niños tienen padres, madres, abuelos, maestros,
familia, vecinos, etc. porque esta tarea de educar, aunque es responsabilidad
de padres y madres, precisa de la colaboración del resto de “la tribu”. Una
buena manera de colaborar es mostrarse pacientes, entender el
comportamiento de los niños, en vez de empezar a hacer invocaciones a
Herodes. En este blog hemos repetido muchas veces que niños y adolescentes aún
no están “terminados de construir” y, por lo tanto, las
equivocaciones están implícitas en su proceso de aprendizaje.
2.- Educar es enseñar activamente a nuestros hijos modelos
correctos de comportamiento. Por eso padres y madres no deben de
escudarse en lo de “son niños” cuando el comportamiento de sus hijos
pueda ser molesto para otras personas, sino hacer énfasis en que les pedimos a
los hijos que dejen de hacer determinadas conductas, aunque sean de niños, para
no molestar a otras personas. Y persistir. Y si tú ves que un niño hace
esfuerzos por controlarse para parecer menos molesto, reconóceselo. Hazle saber
que eso que ha hecho está muy bien, todos aprendemos con elogios. Y si hay que
reñir, que lo riñan sus padres, que te recuerdo que educar a los hijos de los
demás es tarea sencilla.
3.- No olvides que los niños pueden hacer algo que a ti te moleste, pero
también son divertidos, imaginativos, cariñosos, empáticos, sorprendentes,
creativos, artistas, comprensivos, leales, curiosos, inocentes. Los niños
tienen muchos valores, y no sólo el de la obediencia ciega. Conozco muchos
adultos que molestan más que un niño, y nadie dice que es por culpa de su padre
o de su madre. Sin embargo en cuanto un niño saca los pies del tiesto, ponemos
a escurrir a padres o madres negándoles capacidad educadora alguna.
4.- A mí me encantan los niños, me encanta estar entre ellos, y siempre hay
uno que se acerca y me pellizca sibilinamente, pero si pongo cara de que me ha
dolido, hay doce que me llenan la cara de besos con sus correspondientes babas.
Y al que me pellizca le doy ración doble de abrazos. Por eso nunca me molestan
los niños porque cualquiera de ellos necesita lo que tú y yo
necesitamos: elogios y abrazos; confianza y abrazos; consideración y abrazos.
5.- Los niños no son molestos, sencillamente están vivos y hacen ruido. Se
ensucian, gritan, te sonríen. Los niños necesitan que los adultos los
entendamos, los eduquemos y sobre todo los protejamos. Proteger a los niños,
proteger la infancia. Cómo nos puede molestar el mejor tesoro que tiene
una sociedad.