viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Es significativo el aprendizaje en las aulas?

Cuando hablamos de forma sincera con los alumnos en muchas ocasiones nos transmiten que lo que aprenden en la escuela y lo que hacen en ella les parece aburrido, desmotivante y sin mayor utilidad que pasar unos exámenes con la promesa lejana de lograr ir a la Universidad o poder integrarse en el sistema laboral.
Pero para aprender de verdad algo es necesario, indispensable, que el estudiante, como cualquier persona, sienta verdadero interés. Y para lograrlo hay dos cuestiones que ese aprendizaje debe cumplir: debe ser percibido como útil, que sirve para algo, y que produzca placer. Si no conseguimos que ambas premisas se cumplan el resultado es la desmotivación.
Recuerda primero esa sensación de emoción, asombro y poder personal que has sentido cuando, en una experiencia de intenso aprendizaje y concentración, consigues comprender algo. Recuerda a los niños pequeños cuando logran un objetivo de su aprendizaje: levantarse y caminar, subirse a una silla, decir una palabra. ¿Está eso presente en el aula?
Un aprendizaje queda grabado y lo recordamos como experiencia cuando logramos esa sensación exultante y feliz, tras un esfuerzo dirigido a lograr ese objetivo con el que estamos personalmente comprometidos y, más todavía, cuando no es necesario. Cambiar un enchufe, hacer una rica tortilla de patatas, tocar una canción con la guitarra, conseguir, incluso, pasar de nivel en un juego del ordenador. ¿Está esa sensación presente en el aula?
El aprendizaje, en el ser humano, supone ser conscientes de que nos falta información o competencia para lograr algo que deseamos o necesitamos, y esforzarnos para lograr ese objetivo. Los ejemplos que os he dado son todos externos a un aula, es decir, ese tipo de experiencias suelen realizarse, con excepciones, fuera de la escuela. Y ese es quizá su mayor problema, que el estudiante siente esa necesidad, realiza ese esfuerzo y logra, si es que lo logra, el objetivo, mecánicamente, sin la pasión que rodea el aprendizaje significativo.
¿Podemos lograr enganchar a los estudiantes en esa pasión y recuperar en el aula el aprendizaje realmente significativo y placentero? La única manera de lograrlo es cambiar la manera en la que trabajamos en las aulas, incluso si nos vemos obligados a cubrir unos contenidos fijados externamente al estudiante, lo que, ya de por sí, supone un hándicap, ya que a ellos nadie les pregunta si lo que queremos que aprendan es lo que quieren aprender.

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