Independientemente de que hayan tenido un verano repleto de actividades o lleno de quejas sobre lo aburridos que estaban por no tener nada que hacer, los niños lo suelen pasar mal cuando les toca volver a ir al colegio.
Como en cualquier situación nueva o potencialmente inquietante, como empezar a ir al colegio por primera vez, iniciar un nuevo ciclo educativo o cambiar de colegio, dele a su hijo tiempo de adaptación. Recuérdele que todo el mundo está un poco nervioso el primer día de clase y que en muy poco tiempo el hecho de ir al colegio se convertirá en una rutina cotidiana.
Enfatice las cosas positivas de volver al colegio, como ver a viejos amigos, conocer a nuevos compañeros de curso, llevar material escolar para estrenar, participar en deportes u otras actividades y enseñar a los demás nuevas prendas de vestir (o nuevos accesorios, en el caso de que su hijo lleve uniforme).
Es importante que hable con su hijo sobre lo que le preocupa y que le transmita seguridad: ¿Teme no hacer nuevos amigos o no llevarse bien con los profesores? ¿Le estresa el hecho de pensar que tendrá que hacer trabajos y deberes escolares? ¿Le preocupan las burlas que recibió el año pasado?
Considere la posibilidad de adaptar su propio horario para hacerle a su hijo la transición algo más llevadera. Es sumamente beneficioso que los padres estén en casa cuando el hijo concluya la jornada escolar durante la primera semana de clase. Pero muchos padres y madres que trabajan fuera de casa no disponen de esa flexibilidad. Entonces, debería intentar reorganizarse el horario del final de la tarde para poder estar con su hijo el tiempo que él necesite, sobre todo durante los primeros días.
Si su hijo va a cambiar de colegio, póngase en contacto con el colegio antes del primer día para organizar una visita. Pregunte si podrían facilitar a su hijo un alumno o compañero para que lo guíe y si podrían ponerles en contacto con otros padres cuyos hijos se encuentran en la misma situación que el suyo. Esta forma de proceder ayuda, tanto a los padres como a los hijos, a adaptarse a la nueva gente y al nuevo entorno escolar. Algunos colegios facilitan planos del centro a los niños para que los utilicen hasta que se familiaricen con las instalaciones.
Para contribuir a aliviar los nervios de la vuelta al colegio, pruebe establecer una rutina a la hora de acostarse que sea coherente con el horario escolar unas pocas semanas antes de que empiecen las clases.
Asimismo, asegúrese de que su hijo:
- duerma lo suficiente (establezca un período de sueño razonable para que su hijo esté descansado y listo para aprender por la mañana).
- tome un desayuno saludable (los niños están más alerta y rinden más en el colegio si toman un buen desayuno cada día).
- anote la información necesaria para ayudarlos a recordar detalles como la combinación de su casilla (en caso de que utilice una), a qué hora empiezan y acaban las clases y el receso para la comida, los números de su aula de referencia y de otras aulas a las que se deba dirigir, los nombres de sus profesores y/o de los conductores del autobús del centro, etc.
- utilice un calendario de pared o un organizador personal de actividades para anotar las fechas de entrega de los trabajos escolares, los exámenes, las actividades extraacadémicas, los ensayos, etc.
- organice y prepare cada noche lo que va a necesitar al día siguiente (los deberes y libros dentro de la mochila, que dejará junto a la puerta, y la ropa que vaya a llevar deberá colgarla en una silla de su dormitorio).
Aunque es normal estar nervioso ante cualquier situación nueva, un número reducido de niños desarrollan síntomas físicos de ansiedad, como dolor de cabeza o de estómago, al empezar a ir al colegio. Si le preocupa que la reacción de su hijo vaya más allá de los nervios normales de la vuelta al colegio, hable con el pediatra, el profesor o el orientador escolar de su hijo.
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